DANIELA GUERRERO

8:30 de la mañana, hace frío y no veo nada, todo está oscuro, me pregunto a donde me llevan, tengo miedo, oigo voces por todas partes, siempre mencionan a un Juan, ¿quién es Juan?, tengo miedo, el auto se ha detenido y me cargan, ¡a donde me llevan!. Todo esta silencioso, de repente, rasgan el papel que me envuelve, ¡Dios que guapo!, ¿Juan?, usted, el chico de esa enorme sonrisa, ¿es Juan?. Sus suaves y frías manos envuelven mi manillar,  y me llevan fuera, que día mas perfecto, de repente me monta, y se coloca en mi asiento, ¡Wow, que bien se siente eso!, comienza a andar, este chico si que sabe, es todo un profesional, vamos rápido, como si nada importara, rápido rápido, la vía esta sola, ¡sigue, dale, rápido!, me relajo, este chico sabe como montarme, y es tan lindo, su cara, sus manos, sus piernas tan veloces, y su… ah, su todo, me encanta.

De vuelta a casa, Juan entra veloz, me deja en su cuarto, y comienza a tomarme fotos, por dios, me sonrojo, aunque me llama una y otra vez divina, perfecta, hermosa, veloz, ¡me encanta, me encanta!, lo quiero solo para mi.

Mientras toma una ducha, mi reflejo me hace ver que todas mis partes son nuevas, ¡me enchularon!, están divinas, nuevas llantas, nueva cubierta, estos colores son hermosos; de repente, se abre la puerta del baño y entre un vapor denso, sale, completamente desnudo en busca de una toalla, no puedo creer que usted sea mi dueño.

Salimos, este chico se ha arreglado, y tiene un aroma exquisito, se pone sus audífonos, y empezamos a rodar, otra vez rápido.

Llegamos, y toca el timbre, de repente sale una chica, se acerca y le da un beso, ¡quien es ella! Comienza a tocarme, ¡que asco! Sus sucias manos me tocan, no quiero, la llama amor, ¿su novia?, ¿esta es su novia?, intenta montarme, pero no puede, ¿es enserio?, llevamos casi media hora,  y ella ni siquiera puede andar media cuadra sin caerse, me lástima, no puedo creer que este con ella, el necesita de alguien que sea tan veloz y tan hábil como lo es, no ella.

No puedo creer que este celosa, si sé que me prefiere a mi. Sé que llevamos poco tiempo juntos, pero he aprendido a querer a mi dueño, somos uno, y me lleva a todas partes, nunca me deja, no podemos tener una mejor relación.

Juan me conoce, y lo hace tan bien, que no me molesta cuando sale con alguna de sus payasadas y comentarios que a los ojos de cualquiera estarían bien mal, lo he visto llorar y me ha hecho reír, me ha aconsejado, me ha ignorado y se ha desvanecido por ratos… Cuando decide reaparecer sale con alguna de esas anécdotas que parecen sacadas de novela, llega con ansias de algún consejo o simplemente con ganas de oír la combinación de palabras que todos anhelamos, estúpidamente no me doy cuenta, lo paso por alto en su totalidad y aunque el tiene aún esa pequeña esperanza llega la hora de marcharse y yo no suelto ni un freno.

Solo puedo decir que Juan ha sido mi mejor dueño, Juan es mi amigo, al que quiero a mi lado, al que necesito sin importar que tan poco hablemos, al que no pienso dejar solo nunca.

Juan es parte de mi cuerpo, de mi y ya.

Juan no te vayas, no lo harás…